Conservar para producir. Esa es la consiga de 80 familias campesinas que habitan en zona rural de Florencia y que encontraron en el bosque una despensa de materias primas para la transformación de Productos Forestales No Maderables, PFNM, en cosméticos y alimentos saludables.
Durante muchos años se dedicaron a tumbar árboles y quemar la selva porque este tipo de actividades se asociaron al progreso en la región; sin embargo, hoy hacen parte de la Asociación de Prosumidores Agroecológicos, donde tienen como prioridad la protección de la naturaleza y quienes cuentan con el apoyo de Agrosolidaria Seccional Florencia.
Por esta razón, el Programa Amazonía Mía de la USAID suscribió el convenio ‘Bioeconomía Amazónica, una Opción de Vida’ con Agrosolidaria para fomentar la conectividad y conservación de coberturas con enfoque de paisaje.
María Neomice Prieto, de la reserva natural Buena Vista, explicó que este acuerdo es una oportunidad de continuar con los procesos de aprendizaje.
“Con estas iniciativas se busca fortalecer las economías locales, los procesos organizativos que acompaña Agrosolidaria y cumplir el propósito de restaurar los ecosistemas, proteger la biodiversidad y promover el conocimiento y la educación ambiental en el territorio”.
La estrategia consiste en rehabilitar y conservar cerca de 1.400 hectáreas con enfoque de bosque alimenticio, donde se resaltan las especies de asaí, castaño y copoazú, proceso en el que se involucran a los productores de 80 predios en El Caraño, Las Brisas, El Pará y Vista Hermosa, entre otras veredas de la zona rural de la capital de Caquetá.
María Fernanda Ordóñez, coordinadora del Programa Amazonía Mía, sostuvo que lo que se busca es que las personas encuentren oportunidades económicas con las que mejoren sus condiciones de vida, pero también contribuyan a la conservación de la biodiversidad.