Las abejas, sin lugar a dudas, contribuyen a salvaguardar la biodiversidad de los ecosistemas. Por esta razón, el pueblo indígena Korebajú de los Resguardos Jericó Consaya y la Teófila del municipio de Solano mantienen una relación de respeto y armonía con la naturaleza a partir de sus prácticas y conocimientos tradicionales.
Gracias a la interacción y cuidado de su territorio ancestral, 30 familias llevaron a cabo un proyecto de meliponicultura, el cual tuvo como propósito cuidar y manejar las abejas nativas sin aguijón en 12 mil hectáreas; de paso, fue financiado por el programa Amazonia Mía de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID.
Nilson Valencia, médico tradicional del pueblo Koreguaje, explicó que recibieron los conocimientos necesarios para desarrollar esta iniciativa y, de paso, ser certificados para multiplicar el mensaje de conservación ambiental.
“Nosotros recibimos capacitación para manejar y para recibir conocimiento occidental y tradicional sobre construcción de la caja, cuidado de las abejas, de las colmenas, rescate, a través del profesional. Hasta el momento, tenemos certificación de Corpoamazonia y, finalizando el proyecto, hemos fortalecido nuestra cultura en relación con las abejas, la estructura organizacional y gobierno propio”.
El manejo de abejas nativas sin aguijón, además de convertirse en una alternativa de ingresos económicos, garantiza la protección de la biodiversidad, teniendo en cuenta el papel de esta especie en los procesos de polinización que contribuyen a la regeneración natural de los bosques.
Y precisamente con el respaldo de la Corpoamazonia y Amazon Conservation Team, se ha dado inicio al proceso para obtener una licencia ambiental en fase experimental para que, a la postre, las comunidades puedan comercializar productos como miel, propóleo, polen y cera con un sello distintivo de negocio verde y con un enfoque centrado en la conservación.
Alirio Lozano Piranga, coordinador del proyecto, explicó que el sueño que tienen es continuar trabajando en la producción de miel, conservar los bosques, seguir cultivando y llevar los productos a los mercados para fomentar el trabajo y la economía local de los beneficiarios.
Cabe resaltar que, actualmente, la comunidad cuenta con 30 unidades productivas conformadas por 200 colmenas, cada una con una capacidad de producción de 2,5 kilogramos de miel al año. El objetivo a futuro es incrementar la producción para fortalecer la economía del territorio con un producto sostenible y certificado bajo estándares de conservación.